Este vídeo me lo ha enviado una amiga de hace años. Me pide que se difunda, ya que los medios de comunicación del país están siendo controlados o clausurados por la milicia y no tienen servicio de energía eléctrica, por lo que poca información puede difundirse desde Honduras. Me explica, además, que la escasez de alimentos y medicinas, está influyendo en enfermos graves y en algunas mujeres próximas a dar a luz, mismas que se encuentran graves de salud al no tener médicos que brinden los servicios. Se han acercado a los militares y les han pedido ayuda, pero éstos han contestado que por ser gente que apoya al presidente Zelaya, no se merecen el servicio, ni los alimentos, ni las medicinas. Esto se ha convertido, no sólo en un golpe de Estado, sino también en un golpe a la Libertad de Expresión, a la Libertad la Vida, pero sobre todo, un golpe a la Democracia misma.
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01 julio 2009
22 diciembre 2008
Acteal, Zenaida y los ojos que no ven.

Hoy, a once años de la masacre de Acteal, deseo compartir con ustedes un texto que escribí justamente en el primer aniversario de la masacre y que pude entregar personalmente a la niña a quien está dedicado el escrito, Zenaida Pérez Luna, una digna sobreviviente del atraco:
"Ojos que no ven"
No te conozco pequeña, más aún pensar en ti llena mis días. Escucho tu risita, mientras tus pequeños pies descalzos intentan caminar sobre el suelo de Acteal. Siento tu meneo cuando te sostengo en mis brazos. Tu cuerpo redondo y rechoncho huele a inocencia mancillada por las armas. Tu vestido de ginga apretado y corto, está desgastado de tanta lavada en el río. Mechones negros se han zafado de tus trenzas y rodean tu inocente rostro. Tus ojos negros y redondos ya no ven. Una bala te ha dejado ciega, mientras con dolor te arrastrabas bajo el refugio protector del cuerpo de tu madre. Ella no te pudo consolar, ella no pudo abrazarte. La bala que estaba marcada con su nombre, fue fatal. Lo siento mucho, pequeña, de verdad que lo siento mucho. Ayúdame a quitarme las escamas de mis ojos, para poder ver lo que hay debajo de las capas de polvos y perfumes que cubren el hedor de mi culpa y pecado. Para preocuparme lo suficiente por desear menos, tener menos, desperdiciar menos. Para gritar con dolor, por mi complicidad y mi codicia. Para ver tu agonía, pequeña, como mi agonía. Gracias, por que tu llenas mi mundo y le das santidad, gracias Zenaida, gracias...
Fotografía de Marco Antonio Cruz, tomada de www.zonezero.com
Etiquetas:
vomitadas revolucionarias
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