15 mayo 2009

Súplica



La soledad que he vivido hoy me hace disfrutar y sentir que aún tengo vida. Que por mi sangre fluye un río de fuego incinerante, que te tengo dentro de mí. Esta soledad no es una abstracción, es un escape a la búsqueda interna y no le temo, no me rehuso a husmear en mi interior, ése que comparto contigo y con mi soledad. Ven, vuelve a entrar en mí, aún no te despidas, entra, vamos, como si fuera una primicia. Quítame la anorexia, la bulimia y la locura, sofócame en ti, permite que tus dedos recorran de nuevo mi cuerpo y su refugio, de esa forma que sólo tú sabes y lo haces. Aduéñate de mi cosmos, invádeme, invítame a compartir tus delicias, no me eludas, déjame compartir contigo, sáciame de tu exasperación, hechízame al igual, permíteme extraviarme contigo. Y no te vayas nunca, mejor quédate por siempre acariciando las escamas de ésa iguana y mi lagarto y del cocodrilo que duerme en mi cama y no dejes, no permitas, que la serpiente te muerda, se perdería el encanto de saberte aquí, a mi lado, para siempre sin la necesidad de decir un adiós o hasta luego y mucho menos un jamás. Y a la gata que noche a noche maúlla a tu oído, escúchala, tiene un mensaje mío, el que dice que te quiero, te amo, te deseo. Y no la apartes por que desgraciadamente ya no puede vivir sin ti.