Esta noche tan clara como el agua,
mi corazón envuelto en tinieblas
siente tu presencia,
como rumor de mar azul en las venas.
Y eres tú porque lo anuncia el viento
en mis puertas, acompañado del suspiro
que olvidaste a la orilla de una remota primavera.
Lo dice el cielo, que me vio vestir tu nombre con túnicas de seda,
mientras apretaba a mi mente tu imagen como dedos a una perla.
Me lo dicen las hojas, angustiadas por la llegada del otoño,
que en un tiempo me dejaron ver las pisadas de tu ausencia.
Lo dicen las sombras, que han visto lágrimas en mis ojos,
por la emoción que deja esa estrella que a diario te acompaña.
Eres tú quien derrumba la noche,
y la convierte en helados muros,
que se aprisionan en mis manos...
como una verde enredadera.
