03 septiembre 2009

Cúspide Malva


Cada extremo de tu boca recorre presurosa
cada esquina de mi cuerpo.
Caigo sumergida en la eterna vocación
de la espesura de tu aliento.
Y vuelvo secreta en la noche,
abriéndome como flor nocturna.
Soy ave en vuelo…
Soy penúmbra gozoza…
Bébamonos en la ondulación de mi vientre mariposa.
Soy fino volcán de lava,
siembra en mi toda tu semilla.
Poséeme de manos, de besos.
Saborea todos mis frutos,
haz con tus labios remolinos de ilusiones.
Ve bajo el agua y entra desnudo
a la batalla de dos cuerpos.
Piérdete en mis caderas,
recorre mis piernas,
prueba mis jugos,
acaricia mis senos…
Más nunca me beses
porque soy “ella”,
la que no te pertenece,
la que es pájaro herido de amor.
Piérdeme en tu mirada y abre la tarde
para gozar bajo tus hombros
mi flotante desnudez.
Navegemos juntos por mares escondidos.
Acaríciame y alcancemos juntos el infierno.
Soñémonos verdes y azules
en un ancho mundo secreto.
Repasa muchas veces mi cuerpo:
memorízalo y recuérdalo.
Ancla tu lirio en mi,
atraviézame con la espada de fuego.
Provócame dolor y gozo.
Brindame esperanzas de un ayer oculto.
Susurra en mi oído mil palabras,
ebrias ideas de amantes furtivos
con inquietudes escondidas.
Desprende la funda y correte en gotas,
mientras mis labios se entreabren en la cúspide malva,
y me fundo a ti…