22 diciembre 2008

Acteal, Zenaida y los ojos que no ven.


Hoy, a once años de la masacre de Acteal, deseo compartir con ustedes un texto que escribí justamente en el primer aniversario de la masacre y que pude entregar personalmente a la niña a quien está dedicado el escrito, Zenaida Pérez Luna, una digna sobreviviente del atraco:

"Ojos que no ven"

No te conozco pequeña, más aún pensar en ti llena mis días. Escucho tu risita, mientras tus pequeños pies descalzos intentan caminar sobre el suelo de Acteal. Siento tu meneo cuando te sostengo en mis brazos. Tu cuerpo redondo y rechoncho huele a inocencia mancillada por las armas. Tu vestido de ginga apretado y corto, está desgastado de tanta lavada en el río. Mechones negros se han zafado de tus trenzas y rodean tu inocente rostro. Tus ojos negros y redondos ya no ven. Una bala te ha dejado ciega, mientras con dolor te arrastrabas bajo el refugio protector del cuerpo de tu madre. Ella no te pudo consolar, ella no pudo abrazarte. La bala que estaba marcada con su nombre, fue fatal. Lo siento mucho, pequeña, de verdad que lo siento mucho. Ayúdame a quitarme las escamas de mis ojos, para poder ver lo que hay debajo de las capas de polvos y perfumes que cubren el hedor de mi culpa y pecado. Para preocuparme lo suficiente por desear menos, tener menos, desperdiciar menos. Para gritar con dolor, por mi complicidad y mi codicia. Para ver tu agonía, pequeña, como mi agonía. Gracias, por que tu llenas mi mundo y le das santidad, gracias Zenaida, gracias...

Fotografía de Marco Antonio Cruz, tomada de www.zonezero.com

No hay comentarios: