20 diciembre 2008

TENER QUE QUEMARTE


Entre el vaivén del tiempo,
entre un paradigma y un hoyo negro,
surges tú.
Te veo sentado a mi lado, sonriente...
después de un beso, me inunda tu aliento,
destrozo tu cuerpo,
voy quemando desde tus ojos hasta tu cuello.
Acabo en tu espalda que me lleva a cuestas.
Tu pecho unido al mío.
Las voces vacías resuenan eco en la habitación.
Parece que ardes fuerte y sólo recuerdo que eres.
Tu cuerpo vibrando y el mío llorando.
Soy flama que arde,
soy vapor de mi fuego,
soy sudor de serpiente que antoja sandía.
Mi cabeza da vueltas y arde más.
El humo sube hasta tocar el cielo,
con él, tu silueta se disuelve:
¡Qué vida tan más cabrona!
Tener que quemarte cuando te tengo enfrente.

No hay comentarios: